Final del juego
Los relatos que componen este libro constituyen otros tantos experimentos en la perfección: en pocas páginas ellos solos se ponen las condiciones y ellos solos las cumplen. El ajuste interno hace que los relatos de Cortázar parezcan sencillos mientras se leen. Pero luego, enseguida, descubrimos en nuestro interior una maraña de sensaciones nuevas, de ideas que nunca habíamos pensado, de instrucciones distintas para ver la realidad. Ha terminado el juego y la literatura nos deja frente a la vida, que acaba de cambiar. “En los libros de Cortázar juega el autor, juega el narrador, juegan los personajes y juega el lector, obligado a ellos por las endiabladas trampas que lo acechan a la vuelta de la página menos pensada”.